El poder de una nación que dice ser del primer mundo, nos enseña con la visión del recuerdo que aquello que genuinamente es propio, es mantenido contra toda lógica bajo cautiverio.
Hoy tenemos lazos más fuertes que los geográficos y la historia misma. Hoy tenemos nuestros seres caídos en la tierra de Malvinas. Seres que se unen a los que una vez estuvieron en ella y son nuestros ancestros. El hálito de vida que emana de ellos nos mantiene más unidos que nunca.
Es tan solo cuestión de tiempo, el que se reconozca la falta de inteligencia, solidaridad y respeto de una nación que debiera ser generadora de conocimiento pero que porfía en desconocer los derechos a nuestra nación.
No se construye con las guerras, no se construye con el odio, sólo hay lugar en este limitado mundo para la bondad que tarde o temprano dejará su huella en los seres que han raptado una parte de nuestro espacio, entre cielo, mar y tierra Argentina.
Hemos pisado antes esas islas y ningún viento podrá quitar la senda que en ella fuera abierta por nuestra magnánima patria.
Malvinas Argentinas!!! Nuestros hijos te han marcado eres nuestra.
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